Los asesinos de Noir

No todo sale bien

La sombra negra se desplazaba zigzagueando por los estériles pasillo. Dejando un rastro rojo, abrió una de las puertas y se adentró como pudo. La chica que descansaba plácidamente dentro del inmenso tubo abrió los ojos en notar que golpearon su cristal. Allí estaba el encapuchado cuervo con una mano ensangrentada apoyada sobre el frio vidrio. La chica alarmada hizo que su aceleración subiera, por lo que las maquinas empezaron a retransmitir los gritos que ella no podía vocalizar. La mano empezó a deslizarse hacia abajo hasta que el cuerpo se derrumbó sobre la fría baldosa junto a un charco creciente de un rojo vivo que contrastaba con el blanco suelo y la capa emplumada negra del chico.
- ¡Hey! Aquí hay un rastro de sangre- se oían voces fuera.
- Eso que se preocupen otros, apúrate que están las máquinas de la Reina pintando como locas.- apuraba uno de los científicos abriendo a prisas la sala.
- ¡Dios mio!- exclamó otro en entrar.
- ¿Ese no es Crow?
- ¡Rápido que alguien traiga una camilla!- gritaban por los pasillos alarmados.
El lugar enseguida se llegó de gente de bata subiendo y bajando de un lado al otro inquietos, junto al estruendo de las maquinas pitando como locas, una mitad fue tratando a Crow, la otra mitad tranquilizando a la chica que del shock no había manera.  Al llevarse al chico a otra sala, hizo que estuviera aún más nerviosa. Ya habían introducido muchos calmantes y algún somnífero, no podían arriesgase a introducir más, su salud podría peligrar. Así que tras acabar de operar a Crow, lo trajeron y le dejaron a la vista de ella. El chico estaba inconsciente sobre una camilla pero respiraba con regularidad. En pocos minutos ella también se normalizó y durmió. Las maquinas suspiraban aliviadas retomando su pitido habitual. Los científicos suspiraron aliviados mientras algunos abandonaban ya la sala. Solo dos quedaron para vigilar el estado de Crow.
- A ver, informe de daños y desperfectos- entró el Jefe con su paso habitual y golpe de bastón.
- Sí, señor.- se levantó un que estaba en la silla frente a las maquinas.- aquí tiene los documentos recién redactados del incidente.
- Ya veo.- comentaba mientras pasaba páginas- Nunca pensé que Crow llegaría a venir tan mal herido hasta aquí.
- ¿Podemos preguntar el cómo ha acabado alguien como él así?
- Esta noche se había de infiltrar en un baile privado que había de… Bueno, eso no os incumbe. Lo que pasó es que en ese evento aparecieron de golpe unos hombres armados y redujeron a todos los presentes a tiros. Les pillaron a todos desprevenidos. Tras matar a todos los que había en el recinto los culpables se suicidaron.-comentó mientras levantaba la sabana que tapaba al chico y veía las vendas.- Que siga vivo ya es mérito. Pero igual, sigue siendo un monstruo, no se dejaría matar así como así. – se giró hacia ella que había abierto ligeramente los ojos.- No me mires así, no pensaba hacerle nada. Os quiero a ambos como hijos al fin y al cabo.- Comentó mientras observaba el sitio donde habían limpiado las manchas de sangre que Crow había dejado- Te has debido de asustar con esto ¿verdad? No sé en qué estaba pensando este chico en venir hasta aquí en ese estado. A lo mejor, lo último que quería ver antes de morir era a ti. Eso sería muy interesante. – apoyó su mano en el cristal- no importa cuántas veces muera, no le dejaré morir. Te lo aseguro.

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