Los asesinos de Noir

En el Hospital

- ¿En qué puedo ayudarla?- habló la recepcionista del hospital.
- Policía, quisiera hacerle unas preguntas al doctor Travis, ¿Dónde se encuentra?- respondió la policía enseñando la placa.
- Ahora mismo se encuentra en quirófano, pero si quiere puede esperar en su oficina y de inmediato que esté libre le diremos que se pase por allí- respondió con tono calmado.
- Está bien- dejó de apoyarse en la mesa.- ¿Por dónde queda?
- Al final de aquel pasillo suba las escaleras tercera puerta, a la izquierda.
La mujer se alejó siguiendo las indicaciones. En nada el hospital ya susurraba lo que acababa de pasar.
- ¿Ya te has enterado de que hay un policía que quiere hablar con el Doctor Travis?- hablaba una enfermera con otra.
- Seguro que buscan información sobre algún paciente o algo.- se gira hacia la puerta- no ha de faltar mucho para que acabe la operación.
- Chicas, ¿os habéis enterado de lo del Doctor?- se acerca una tercera.- Se ve que es algo gordo, a lo mejor del FBI o algo internacional, ¿os lo imagináis?
- ¿Y yo como centro de todo? El hospital no ganaría buena fama- comentó Travis apareciendo detrás de ellas.
- ¡Doctor! Le espera una policía en su despacho.
- Si, por lo visto todos estáis comentando algo así. Si me disculpáis iré a ver que necesita- sonrió mientras se despedía y avanzaba por el pasillo.
- Siempre tan simpático y sexy ¿verdad?
- He oído que está soltero a lo mejor no sería mala idea echarle el guante.- y las tres soltaron una carcajada.
La policía rondaba por la sala mientas esperaba, observaba los cuadros que enmarcaban sus múltiples títulos de médico y cirujano entre otros. Pasó la mano por encima de la mesa sin tirar ni tocas nada de encima y al final se dejó caer en una de las sillas que había enfrente.
- Ejem…- se aclaró la voz mientras entraba- ¿En qué puedo ayudarla?
- Buenas, siento haber interrumpido tu trabajo.- esperó a que cerrara la puerta para sentarse de nuevo.
- No pasa nada, nunca me molestan tus visitas, pero prefiero que sean en el café de siempre y no en el hospital con la placa en mano.- sonreía mientras se sentaba frente a su escritorio y rellenaba unos papeles.
- Ya, se puede decir que no estoy aquí por diversión, precisamente.
- Bueno, pues adelante, soy todo oídos.- acabó de firmar los documentos y los guardó en el cajón.
- ¿Eso de la mesa es el juramento hipocrático?
- Así es, lo hice tallar en mi mesa a posta- comentó con una leve risa.- ¿importa eso ahora?
- No, cierto, perdón- suspiró y cambió a un posado más profesional.- La policía está siguiendo un extraño suceso de muertes o asesinos que están saliendo de este hospital.
- Perdone, ¿Cómo?- se extrañó Travis.
- Hace dos semanas encontramos el cadáver de un hombre que había salido hace poco de este hospital, hace una semana un asesino recibió un disparo de un agente pero en capturarlo había sido tratado en este hospital también.
- ¿Está acusando al hospital de ejercer su función de curar a los heridos?- cruzó los brazos
- No, estoy diciendo que hay dos factores comunes en la muerte de cinco personas más. No puedo revelar más información, pero quiero saber todo de un paciente que pasó por aquí llamado Casio Laplan. Es un criminal muy buscado y que, si está internado en el hospital nos lo habrían de comunicar. Tiene un cartel de busca y captura- se levantó para apoyar las manos sobre la mesa.
- Entiendo que esté haciendo su trabajo de recolectar información, pero no puedo dar esa clase de información, es privada del paciente. A parte de que no me suena, la verdad, yo simplemente opero, me pasan lo que hay que hacer y me pongo en ellos no sé quiénes son mis pacientes solo sé que he de salvarles la vida- decía mientras juntaba las manos.
- No pido que me diga si tiene un cáncer, narices, pido que me diga si está o no ingresado en este hospital. 
- Podría mirarlo en los registros del hospital, pero eso es información confidencial y privada. No parece que traiga ninguna orden judicial y de ser así…- señaló a la mesa mientras la tocaba- siempre apelaré a mi juramento.
- Travis, cuando te pones cabezón no hay manera ¿verdad?- suspiró tragándose las palabras- ¡Bien! Traeré la orden, espero que valga la pena.- se levantó y se dirigió a la puerta.
- Sabes, Iby… Si me hubieras hecho esta pregunta un día tranquilo, sentados los dos en la terraza de nuestra cafetería favorita, te lo hubiera dicho.
- ¿Enserio?- alzó una ceja mientras agarraba de la puerta.
- No- respondió de inmediato con una amplia sonrisa y los ojos entrecerrados.- ánimo pidiendo esa orden de registro.
- No sé cómo te soporto.
- Sabes que te gusta mi humor- respondió agitando la mano mientras la mujer cerraba con un ligero golpe.

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