Los asesinos de Noir

Un capricho de "Reina"

Crow estaba parado cerca de la ventana, donde la luna alargaba su sombra sobre los cadáveres de la familia. Estaba a punto de marcharse cuando oyó un ruido proveniente del suelo. Con el pie levantó un trozo de la manchada alfombra, encontrándose con una trampilla. Estiró para abrirla.
- ¿Tía? ¿Estás ahí? ¿Puedo salir? Tengo hambre…- sonó una voz desde el fondo.
Crow se apartó y no dijo nada. En su misión no había información de una cuarta persona. Solo había que encargarse de una pareja de casados y una mujer que vivía con ellos, pero no podía dejar testigos. De la trampilla empezó a asomarse una chica algo temblorosa. 
- ¿Hola?- dudaba mientras palpaba el aire.
El chico se sorprendió, la sala estaba oscura, pero la luz de la luna era suficiente como para distinguir su figura y aun así la chica empezó a avanzar. Tropezó con la arruga de la alfombra cayendo sobre los charcos de sangre que había. Los pocos harapos que hacían de camisón empezaron a teñirse de rojizo.
- ¡Au!- exclamó- ¿Qué es esto?- se preguntaba notando sus palmas mojadas.- Huele como a metálico ¿Sangre? 
Crow alzó su mano para acabar con la chica, pero entonces se percató de la entera ceguera de la joven. Ella se quedó mirando fijamente hacia él, casi a los ojos.
- ¿Quién anda ahí? 
No se sabe muy bien que pensó el chico ni porque bajó el arma. Se inclinó hacia la chica y le preguntó su nombre.
- Aurora, ¿Quién lo pregunta?- la chica estiró las manos en busca de la otra persona.
Crow se agachó y delicadamente la alzó en brazos. El plumaje de su capa se manchó un poco por el camisón de la chica. Aurora al notar que la alzaban rodeó el cuello de Crow como pudo y cuando ya pudo mantener el equilibrio desplazó sus manos en busca de ponerle cara a la persona que la cargaba. Pero lo único que notaba era el largo pico de su máscara. Se asustó, pero no sentía ninguna clase de amenaza estando entre sus brazos y con el suave balanceo de los pasos del joven acabó sumiéndose en el sueño. 

Se volvió a despertar alertada por los fuertes gritos.
- ¡Quieres escucharme! ¡Esto no es una guardería u orfanato! ¡No puedes meter a esa niña aquí! ¿¡De donde la has sacado!? Rápido que alguien avise al jefe y al supervisor. –multitud de voces se a conglomeraban.
Allí, en sus brazos, notaba como él seguía de lo más relajado mientras avanzaba por el pasillo. Giró, entró en la sala y cerró. Se podían escuchar como golpeaban la puerta, solo unos instantes después, todo volvió a ser silencio. Un silencio solo interrumpido por las maquinas que pitaban a ritmo calmado y pausado.
- ¿Dónde estamos?- preguntó mientras Crow la dejaba en el suelo.
- Esta es la habitación de Reina, quiero que le hagas un poco de compañía.
La chica avanzó con los brazos extendidos hasta chocar con el cristal. Algo incomoda, se giró en busca del chico. La acompañó hasta el sofá que Crow usaba y ambos se sentaron allí.
- ¿Quieres volver con tu familia? ¿Los quieres?
- ¿eh?- se extrañó la chica- ¿querer? ¿Qué es eso?
- ¿Se puede saber que es todo este ruido que has montado?- entraba Geef por la puerta.- ¿Y esa niña?
Geef escuchó donde la había encontrado.
- Ya veo. Ese hombre era un famoso político de centro, que alardeaba de su mujer y su relación de casado. Pero vaya, viendo a la niña, era verdad esos rumores de las relaciones extramatrimoniales que tenía. Debe de ser fruto de alguna de sus amantes y supongo que la mujer esa, trajo a la niña y lo amenazó o algo, de hacer público esa hija bastarda suya. Solución que tuvo, encerrarla y esperar que se solucionara sola la cosa.- comentó Geef mientras observaba los rasgos de la chica.- Si no la hubieras encontrado tú, la hubiera encontrado la policía y a lo mejor eso aun sería más entretenido de ver.
Aurora agarraba la capa de Crow mientras Geef la examinaba. 
- ¿Y qué piensas hacer con ella? No debe de estar registrada, de que exista esta niña, por lo que nadie preguntará por ella.- Geef pasó la mano por delante de los ojos de la invidente comprobando que estaba totalmente ciega- No creo que dé problemas, al no ver no es testigo de lo que pasa, pero si de lo que oye.- La chica empezó a temblar- ¿Cuál es tu nombre?
- Aurora, señor…- dijo con un hilo de voz.
- Reina ha decidido que se la queda.
- ¿Reina o tú?- arqueó una ceja- Bueno, pues queda a tu cargo. Te tocará cuidar de esta mascota y de correr con sus gastos. Avisado estas. La puedes dejar aquí si no molesta aunque tendrás que sacarla de vez en cuando. Este sitio no tiene el ambiente más adecuado.

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