Los asesinos de Noir

Reporte + Inu

En una sala de decoración algo rural, está Leo sentado en una butaca leyendo un diario. Entra Yuki tatareando una canción alegre. Debido a que el grupo de Noir siempre lleva sus máscaras incluso en presencia privada de los suyos, la única forma de poder saber qué estado de ánimo tenían era expresándolo. Muchas veces había malentendidos, sobre todo entre aquellos integrantes que tienen cero capacidades de expresar emociones. 
- Te noto bastante alegre- comentó Leo girando la página.
- ¿Se me nota mucho?- respondió dando un brinco para ponerse a su lado- Gracias a tu ayuda en la misión anterior, el Master, me ha dicho que podré tener una mascota para que me ayude. ¿tú estás aquí esperándole también?
- Me alegro de que pasaras las pruebas y te den un compañero- cerró el periódico.- Vengo a informarle de un incidente. Pero no es nada grabe, no te preocupes.
Leo palmeó la cabeza enmascarada de la chica. Yuki colocó su mano en el sitio donde la habían acariciado y se sentó en otra de las butacas al mismo tiempo que cogía el diario de Leo.
- Oye, Leo. Si los demás tienen un animal según la máscara que usan… ¿Tú tienes un león de verdad?
Leo sorprendido por la pregunta empezó a reír con cierta fuerza.
- Estaría bien, pero animales como eses son muy difíciles de adiestrar. Y no digamos llevarle por una ciudad durante alguna misión. Llama demasiado la atención.
- ¿Eso es un no? ¿Es por eso que me han asignado al “perro”? Un animal fácil de adiestrar y discreto…- abrió el diario sin prestarle mucho caso a las noticias.
- El perro es un animal increíble, es todoterreno, puede ayudar a las personas en la mayoría de tareas. Desde militares a médicas. Pasando incluso por mascotas y amigos.
- ¿Has tenido perros antes?
- Bastantes, muy leales y obedientes.- se peinaba la melena de la máscara.- Adiestré a otro tanto de ellos.
Antes de que dijeran nada más la puerta se volvió a abrir. Cancerbero entró con una maleta en una mano y un cachorro de perro en la otra.
- El Jefe está ocupado ahora, así que he venido yo- comentaba cerrando la puerta con el pie y caminando hacia el centro de la sala.- Vayamos por partes. Yuki, este será tu compañero, es un Akita Inu, aunque por ahora está en entrenamiento y no te lo puedes llevar. Pero tienes que empezar a hacer contacto con él para que te tenga estima- dijo pasándole al cachorro.
- ¡¡Que cosa más mona!!- casi chillaba mientras lo sobaba- Aunque por mi mascara pensé que sería un pastor alemán o algo así.
- Eso, en todo caso, más adelante.- posó el maletín en la mesa- Con tu nivel, primero mejor que manejes un perro algo más fácil, más adelante tendrás uno con un potencia más peligroso. Pero no subestimes a un Akita Inu, son más listos que el hambre. Así que tienes mucho trabajo con él.
- ¿Cómo se llama?- seguía Yuki acariciando al pequeño que parecía encantado con los mimos.
- No tiene, puedes ponerle el que quieras- respondió el hombre mientras abría el maletín- Ya he terminado de arreglarlo y te lo he traído- hablaba hacia Leo.
- Gran trabajo, si…- comentó Leo alzando el rifle y mirando por la mira.
- Daiki, así te llamaras. Elegante, excelente, gran gloria… Sí, cosas así le quedan bien- sonreía bajo su máscara mientras levantaba hacia arriba el cachorro que bostezaba con la cola entre las patas.
- Me he fijado que tú estás con el japonés a vueltas- comentaba Cancerbero acercándose a Yuki.- Y estamos lejos.
- Lo sé, me crie allí pero no soy japonesa. Aun así, me es más cómodo.
- Así que tu nombre en Noir, viene de allí. –Comentó Leo mientras guardaba el arma en el maletín. – ¿Cómo puedo hablar con el Master? 
- Me ha dejado este teléfono, en nada sonará y será para ti- respondió Cancerbero pasándole el móvil.- Yuki, ven conmigo, tengo que enseñarte más cosas sobre Daiki.
Cuando ambos hubieron abandonado la habitación, Leo se volvió a sentar en la butaca con el teléfono móvil en manos y observando la noticia del diario que hablaba sobre un accidente de coche. Perder un camarada era algo doloroso. El móvil empezó a sonar.
- ¿Leo?- habló primero el emisor.
- Sí.- hizo una pausa.
- ¿Y bien? ¿A que venía esta inesperada llamada? Nunca has sido el primero en querer contactar conmigo por voluntad propia. Algo gordo ha debido pasar ¿Estoy en lo cierto?
- Así es. Un excompañero mío, militar, consiguió dar con mi casa nueva. Con él traía información confidencial y muy peligrosa para Noir.- la voz de Leo sonaba monótona.
- Eso es peligroso, te habrás encargado de él ¿Verdad?
- Si, destruí las evidencias y a él también.- no pudo seguir con la frase.
- Bien, muy bien hecho. ¿Qué información contenía?
- Hablaba sobre diferentes relaciones de Noir con una especie de laboratorio. 
- Ya veo, eso ha sido muy peligroso.- parecía sonar aliviado el jefe- Pero me traes un “pero” ¿no es así?
- Por desgracia sí. La letra no era ni de esa persona ni de ninguno de sus cercanos. Por lo que quien le ha dado esa información ha debido ser un tercero.
- De acuerdo. Mandaré a Carcelero que busque información sobre quienes podrían estar involucrados y si Nathan está libre mejor. Solo para prevenir. Haré que se ponga en contacto contigo pronto. Tienes que darle toda la información que te pida sobre el hombre muerto para suplantar su identidad. ¿Ha quedado claro?
- Sí, señor.- respondió.
- ¡Ah! Una última cosa, Leo. Tienes prohibido meterte más en este caso.  Mantente al margen. Cuando se mezclan asuntos personales, las personas tienden a perder la mente fría.- después siguió el pitido de haber colgado.
Leo suspiró mientras se dejaba caer del todo sobre el respaldo y notaba como un enorme peso empezaba a oprimirle el pecho. Alzó pesadamente su mano izquierda y la dejó caer donde se encontraba su ojo derecho, bajo la máscara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario