Los asesinos de Noir

Huida

Acababa de salir de una tienda cuando de pronto empezó a sonar mi móvil.
- ¿Si, dígame?
- Escucha atentamente, te están siguiendo dos hombres. Actúa disimuladamente y sigue mis instrucciones.- La voz al otro lado se oía difuminada.
- Oye ¿Es esto alguna especie de broma?
- ¿Tú crees que me iba a molestar si esto fuera una broma? Tómatelo como quieras, pero está en juego tu vida.
La voz y las palabras de aquella persona hacían que me diera muy mala espina todo aquello. Disimuladamente giré una esquina y mantuve un poco la mirada para ver que en verdad no parecía seguirme nadie. Pero al cabo de poco pude ver que siempre había dos personas que se repetían entre la multitud de gente. De verdad había alguien siguiéndome.
- Bien, te creo. ¿Qué hago? 
- Por ahora disimula o se darán cuenta.
- Oye, mamá que susto me has dado llamándome con un número que no conozco, ¿te has comprado uno nuevo?- improvisé sobre la marcha.
- Te voy a guiar hacia una tienda donde hay un conocido mío. No aceleres el paso o van a notar que los has descubierto. 
- Sí, de acuerdo.
Fui siguiendo las indicaciones, parándome en algunos lados y hablando con él, fingiendo que era mi madre. Al cabo de casi vente minutos, me hizo entrar en una zapatería. 
- ¿La puedo ayudar en algo señorita?- se acercó un señor que trabajaba allí.
- Sí, por favor. Busco unos zapatos de talla H – respondí lo que la persona al otro lado del móvil me decía.
- Pues claro, por aquí por favor.
El hombre me hizo entrar en un vestuario y me entregó unas bolsas que me dijo que escondiera dentro de mis bolsas de la compra. Para que al salir no se dieran cuenta de que las llevaba. Salí de la tienda y me dirigí a unos baños públicos siguiendo más indicaciones.
- Por fin, este es el último paso. Si sale bien, te habrás librado. Si no, date por eliminada.
- Vaya, que alegrías das.
- ¿Ya estas dentro de un baño?
- Sí, ¿ahora qué?
- Dentro de las bolsas que te han dado hay ropa, cámbiate. También hay una peluca, póntela. ¡Ah! Y no olvides cambiarte el maquillaje, para que no te reconozcan.
- ¿Es que me estas observando?
- Yo tengo ojos por todo el mundo. Pero eso no viene al cuento.
Revisé las bolsas y me puse la ropa que me dijeron, así como la peluca y un nuevo maquillaje. Mi look había cambiado radicalmente, parecía otra persona. Para terminar, me dijo que dejara mis bolsas en la basura de baño, pero que pasara el contenido a las que no habían visto los tipos de fuera. Ya totalmente arreglada, me miré al espejo por última vez, intentando convencerme de que esto iba a salir bien.
- Buena suerte- dijo y me colgó.
Suspiré por tercera vez y salí, disimulando como pude. Salí de los baños, atravesé la calle y seguí mi camino. No estaban detrás de mí. No parecía haber nadie. Los hombres debieron quedarse esperando en el baño aun.

- No me lo puedo creer, la hemos perdido…
- He encontrado sus cosas en el baño…
- El jefe no estará contento con esto.
- ¿Pero qué está pasando? ¿Hay un espía o algo, que va avisando a las víctimas?
- He oído que muchos de los pedidos de asesinato no han ido bien. Como si alguien les avisara de que estamos allí y de cómo deben de zafarse de nosotros.
- Todo son problemas… ¿Quién llama para darle la mala noticia al jefe?

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