Hoy por fin era el gran día, después de muchas pruebas y de
tener la edad necesaria, me he podido alistar en “Los Caballeros de la Blanca
Luna” o como otros los llaman los “CBL”.
- Niño sal de las nubes y ayúdame a cargar estos sacos en el
carro.
- ¡¡Voy!!
Cierto, le pedí a un comerciante que me llevara hasta la
ciudad, donde podré ser alistado para estar en esa ciudad, a cambio de ayudarle
a cargar las mercancías.
Yo vengo de un pueblo pequeño y mi familia es algo pobre,
por eso no pude permitirme una montura.
¡Oh! Pero casi lo olvido, seguro que os estaréis preguntando
porque ir a la ciudad, si las pruebas y demás las hice en mi pueblo. Pues está
claro, para hacerme famoso, ganar dinero y enviárselo a mi familia.
-Sigo pensando que gente tan joven como tú es muy
imprudente, a quien se le ocurre la idea de ir a ciudad para unirse a los
“perros” del rey y arriesgar sus vidas para proteger esa fortaleza de los
demonios, sigo pensando que deberías recapacitar… ¡¡Pero me estas escuchando!!
- Si hombre, si, te escucho, pero no me vas a hacer cambiar
de idea… Y este animal no puede ir más rápido ya llevamos dos días de viaje…
- No llames animal a mi pobre Gertrudis, esta burra ya tiene
sus años, pero es capaz de cargar mucho peso y caminar largas distancias sin
cansarse. No es un animal cualquiera, es un cruce entre un burro y un demonio—
- Burro supongo.
- Vaya chaval más impertinente…
Después de otro día de viaje, por fin llegamos a la ciudad.
Intente escabullirme para ir hacia el palacio, pero el comerciante me obligo a
acabar de pagar el último viaje a través de gritos anunciando el puesto de
mercancías que traía.
- No te lo mereces pero bueno… espero que estas pocas
monedas ayuden en algo en esa descabellada idea tuya…
- ¡Oh! Muchas gracias señor, no lo olvidare.
- Sigo pensando que es muy raro que te aceptara… Y sí, la
verdad, echaré de menos el usarte para atraer a clientela. . . . . ¡¡Pero donde
se ha metido el chaval!! ¡¡Me ha dejado hablando solo!! En fin, espero que le
vaya bien…
La ciudad era enorme,
los muros que la rodeaban muy altos y el castillo en el centro,
impresionante. Ya estaba en frente de la verja. Un guardia se me acerco:
- ¿Puedo ayudarte en algo?
- Busco las oficinas de alistamiento.
- ¿eh? JAJAJA tu alistarte, ¿en qué?
- En Los Caballeros de la Blanca Luna
- JAJAJAJA tú en los CBL jajaja sigue soñando joven, como
mucho podrías empezar como sirviente en la corte JAJA
Ese tipo de gente me daba mucha rabia, pero no disminuirían
mis ganas de entrar, así que di media vuelta y decidí ir a buscarlo por mi
cuenta.
- Vale muchacho, vale. Puedes encontrarlo si sigues ese
camino, la casa es ancha y tiene un cartel, así que no te será difícil
encontrarla. Suele haber siempre jaleo enfrente de la puerta. No te metas en
muchos problemas.
Baje por la calle que me indico, no tarde mucho en ver el
edificio y una larga cola delante de la puerta.
- Por favor haced dos filas, en este lado los que traen los
papeles de ingresos, y en este otro los que vienen sin nada, venga no monten
más problemas, así acabaremos antes.
Un hombre de fuerte contextura
física daba voces intentando organizar la gente, sin mucho éxito, pues todos se
seguían empujando intentando entrar. Visto el fracaso de
hablar, saco un gran y robusto martillo y diciendo “u os colocáis u os colocare
yo” todos se colocaron en dos filas. Yo también me coloque antes de que la fila
se hiciera más larga. Estaba en la fila que traía papeles. Estaba ansioso por
empezar.
-->Capitulo 2
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