CAPÍTULO 10
Muy temprano por la mañana, desayunaron, y retomaron el
camino. En poco tiempo llegaron al cruce, se despidieron del lancero quien se
fue por la derecha, mientras ellos tomaban el de la izquierda. Cuando ya no
podían verlo, subieron los tres rápidamente sobre el caballo y lo espolearon
para encabalgarse por el camino a la máxima velocidad posible.
- Guardaros estés papeles en el bolsillo- dijo Zess mientras
con una mano sostenía las riendas y con la otra les pasaba un papel a los dos
hermanos- No los desdobléis.
Chisa estuvo a punto, pero al final lo guardo en uno de los
bolsillos de su vestido, Livius también se lo guardo sin estar seguro que era
eso.
- Por cierto, me dijiste que el clan del dragón pocos lo
conocían, pero Regis lo supo.
-Cierto, cosa que me ha hecho plantearme que se trata de
alguien con un rango alto dentro del ejercito del rey.
Las sombras no habían entorpecieron el camino gracias a que
Darklore los mantenía a raya. Bordearon Daral por el exterior, pues Zess no
quería que las sombras entraran en el pueblo y causaran estragos. Chisa
empezaba a tener hambre, pero el hombre se negó a parar para comer. Livius no
le agrado la idea de seguir cabalgando tanto tiempo, incluso él estaba cansado
de estar ahí sentado. Pero no les quedo más remedio que seguir, pues si se
paraban, las sombras los alcanzarían.
Cuando el sol comenzó a descender, las sombras se empezaron
a hacerse fuertes. Pero sorprendentemente, en vez de atacarles, solo les
impedían avanzar, dejándoles como única opción cambiar de camino.
-Zess, porque no nos atacan.- dijo Livius observando desde
el caballo como las sombras se limitaban a impedirles que giraran en algunos
momentos.
-Nos están guiando hacia la Roca del Suicidio.
-No es un nombre muy bonito- añadió Chisa agarrándose a la
silla.
Las sombras les empezaron a rodear desde atrás,
impidiéndoles que se pararan. Darklore hacia todo lo posible para quitarlos de
ahí, pero eran muchos. Pronto salieron del bosque y un pequeño camino quedaba
antes de que se terminara en un acantilado. Zess freno al caballo e incluso lo
hizo girar para no caerse.
-Desmontad.
Los tres bajaron del caballo. Livius se asomó al final del
camino, el acantilado estaba bastante elevado y el final les esteraban rocas
bastante grandes y afiladas. Las sombras les habían rodeado, no tenían
escapatoria.
-Espero que tengas un plan B
Darklore se agarró al acantilado mientras se acercaba a
Livius. El muchacho le acaricio la cabeza.
Las sombras estiraron sus arcos apuntándoles.
-Cuando te dé he la señal, monta sobre Darklore y alzad el
vuelo- dijo Zess flojo, pero suficiente para que Livius y el dragón le
escucharan.- Yo velare por tu hermana.
Livius no estaba muy contento con la idea, pero Darklore le
parecía bien. Las sombras empezaron a acercarse, de pronto algo las hizo
retroceder.
-¡¡Ahora!!
Darklore agacho la cabeza y Livius inconscientemente salto
sobre él y este alzó el vuelo. Una fuerte corriente de aire empezó a azotar el
suelo, haciendo que algunos sombras retrocedieran o se cayeran incluso. Las
flechas que habían lanzado contra el dragón, se clavaban en el suelo por la
fuerza del aire. Dos grandes alas provocaban aquel vendaval. La gigantesca ave
poso sus patas en el acantilado.
- Mi querida Alice- dijo Zess sin voltearse siquiera.
El ave hizo un férreo chillido, inclino el cuello, y Zess
alzó a Chisa para que subiera. El hombre tuvo que tirar del caballo para que no
saliera huyendo, Alice lo agarro sin clavarle las uñas y Zess montó rápidamente
sobre el ave. Al levantar el vuelo, el ave batía fuerte las alas, expresamente
para que el enemigo no pudiera darles con las flechas. Darklore no tardo en ir
en la misma dirección que el ave.
-Este es tu Navy, es muy grande- dijo Chisa mientras
observaba como el animal batía sus alas.- Que bonitas son sus plumas.
-Jejeje Alice dice que gracias por los piropos.
El dragón se acercó al ave, a regañadientes, pues no le
agradaba la idea de volar cerca de algo tan grande como un Roc. Alice media más
del doble que Darklore, y sus alas lo triplicaban. Sus plumas eran marrones,
con toques dorados y blancos. Su pico amarillo-marrón parecía tener algún
colmillo escondido. Dos largas plumas adornaban su cabeza y sus ojos violeta
oscuro mostraban su gran inteligencia. Livius noto que aquel ser era como un águila
imperial solo que muy grande, y después de verlo, se creía eso de que había
algunos que tenían el tamaño de un navío. Aunque este ya le parecía
suficientemente grande.
- Livius, ¿vas bien?
Livius miro hacia abajo y vio la enorme altura. Hasta ese
momento estuvo pendiente de lo que había pasado y no se había fijado que
Darklore volaba con él encima. Empezó a sentir algo de mareo y se agarró
fuertemente al cuello del dragón.
Hasta hace un rato
ibas bien.
Ya, pero porque no
estaba pendiente… Ya he dicho que me gusta tener los pies en el suelo…
Pues ves
acostumbrándote, pues pienso llevarte en mi lomo mientras tenga oportunidad
jeje, solo no pienses en nada, solo déjate llevar por la brisa.
Darklore se inclinó hacia un lado, y Livius pensó que se
caería, así que agarró los cuernos del dragón. El muchacho le pedía que parara,
pero este seguía a su rollo, poco a poco Livius empezó a mover instintivamente
el cuerpo para coger las ráfagas junto a Darklore. En poco rato, los juegos
terminaron, pues Zess indico que tenían que descender ya.
Descendieron en un claro, donde un hombre acababa de apagar
el fuego que guío a Zess hasta allí. Alice descendió con mucha suavidad, sin
casi hacer ruido ni levantar brisa. Muy diferente a la vez anterior. Darklore
también descendió.
-En que jaleo te has metido ahora Zess, siempre sales del
fuego para caer en las brasas.- dijo el hombre que estaba completamente tapado. Saco la mano de su capa y se la estrecho con
Zess.
-Amigo mío, no sabes cuánta razón tienes jaja Pero muchas
gracias por la ayuda.
- No hay de que, para que están los favores jaja
-Te los presento, esta es Chisa, él Livius y este Darklore.-
dijo respectivamente.
-Aya, un placer soy Altacas.
- Señor, no tiene calor. Va usted muy tapado.
-Jaja puede ser, pero no puedo dejar que me vean. Mi cabeza
está muy valorada. Es lo que tiene trabajar en Poltior.
-Entonces, que es exactamente Poltior- se acercó Livius.
- Es un mercado negro. No aparece en los mapas, no sería
raro que no lo conocieras. Solo se puede llegar por mar o si sabes un camino
secreto, que muy pocos comerciantes saben.
-Bueno, o por aire- añadió Zess.- Y bien, ¿has traído lo que
te pedí?
-Claro, después de
todo soy comerciante, no dejo a mis clientes tirados.- dijo mientras iba a
buscar un caballo que tiraba de un carro.
El hombre destapo el carro, en él traía una silla de montar
de cuero negro.
- Creo que te sentara bien Darklore, más o menos es de tu
medida. Y así podrás hacer maniobras rápidas en el aire, sin que Livius se
caiga ni se lastime.- comento Zess señalando los pantalones de Livius, que
estaban rasgados por las escamas del dragón.
-Por eso me decías que no podía volar mucho tiempo con él,
pues sus escamas me lastimarían…
Sí, eso también lo
sabía yo
Zess le paso la montura a Livius y este se la coloco a
Darklore, parecía encajar todo bien a excepción de la púa de su espalda,
justamente una hacia que fuera imposible enderezar la silla.
Y ¿si la cortas? No me
dolerá, y creo que me volverá a crecer.
Como puedes decir eso…
No te preocupes, si
eres tú quien lo hace, no habrá problema.
-¿Que quiere hacer Darklore?- Pregunto Zess.
-Dije que le corte la púa…
-Si él lo dice no te preocupes – dijo Chisa.
Livius desenfundo su daga, y lanzó un fuerte movimiento
contra aquella púa. Fue impresionante ver como la púa se cortó como si de
mantequilla se tratara. Livius la recogió, y al intentar volver a darle otro
golpe con la daga, fue el metal de la daga quien chirrió.
-Es impresionante el poder que tiene un dragón sobre su
propio cuerpo- dijo Altacas
-Sí, hizo que se ablandara para que la pudieran cortar, a
pesar de que las escamas de los dragones son duras cual metal. – añadió Zess.
Livius acabo de colocar la silla. Se montó para comprobar
que la montura se sujetaba bien.
Livi, coge la púa que
has cortado, y quiero que con ella te hagas una espada.
¿Eso es posible?
Sí, pero muy pocos
saben hacerla. Sé que de ahora en delante, tras ver el ataque de las
sombras, conviene que aprendas a luchar con espadas.
Livius le comento la idea de Darklore sobre la espada.
-Y razón que tiene, pero quien encuentra un herrero capaz de
usar la púa para hacer una espada y que no lo vaya difundiendo…
-Creo que yo puedo contactar con alguien. Pero ya te
comentare.- dijo Altacas, quien tapo el carro vacío y se montó sobre su
caballo.- ¿A dónde piensas ir ahora?
-Creo que iremos al refugio. Me separe de Karla y parece que
ha pasado algo, pues incluso Broom que nos acompañó en el viaje desde Deidey,
se ha ido. Me preocupa, pero aun así primero voy a poner a resguardo a estos
dos.
-Bien que haces. Bueno, creo que me marchare ya…
-Espera, como pago por la montura, déjame regalarte este
caballo- dijo Zess pasándole las riendas del animal.
Altacas las cogió y con una asentir de cabeza se marchó.
Mientras estábamos en
Emiliar, Broom se marchó, preocupado por Karla. Por lo que me contó.
Ya veo…
- Descansemos un rato antes de marcharnos nosotros también.
Zess pego su cabeza contra la de Alice. Estuvieron un rato
así, mientras le acariciaba las plumas del cuello.
[Mi queridísimo Zess,
cuantas veces te he dicho que no te metas en misiones suicidas…
Alice, en un principio
solo era salvar a un dragón. No creí que esto llevara a salvar a unos hermanos.
Pero aun así, gracias por llegar en el momento oportuno…]
- Livius, no importa cuánto tiempo pase, o las cosas que
hayan sucedido. Nunca debes pensar en Darklore como un objeto o un arma. Él es
y será tu más fiel amigo y nunca pensará más que en tu bien y tu seguridad.-
dijo Zess sin venir a cuento. Pero Livius sintió que aquellas palabras eran
realmente importantes y que tenía que recordarlas.
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