-Tal vez paso algo ese día, ahora recuerdo más o menos lo
que hice por la mañana, pero aún queda la tarde y la noche…- me decía mientras
me sentaba en la silla de mi escritorio.
El escritorio estaba perfectamente recogido, pero había una
llamativa caja negra en una esquina. Decidí pasar el rato ojeando su interior,
en ella guardaba cosas relacionadas con la fiesta o conocido como ritual del
sellamiento, por mi abuela. Tenía una
foto de los que hicieron el baile del año pasado. Triana, Roger y Ray fueron
los protagonistas cuatro años seguidos, y tan bien les salía, que les contrataron
para hacer rituales fuera del pueblo, bueno quien dice rituales se refiera a
bailar la historia del lugar, algo así como un teatro. Este año hay nuevos
actores, Iris representaría el sacrificio, el lobo será Rian, mi hermano y el
sacerdote Alex, para así impresionar a Riza. Por eso pasamos mucho tiempo
juntos, pues entre todos nos ayudábamos a preparar el baile. Bueno, mi hermano
iba por su cuenta. Lo que más me gustaba no es el baile en sí, ni su obra
teatral, sino los trajes y las máscaras. Las máscaras las hacen la familia de
Suluk y Riza y cada año se superan, pero los trajes, hecho a medida y con todo
detalle que prepara la familia Ginita son increíbles, son grandes sastres.
Encontré varios recortes de diarios de otros pueblos sobre
comentarios de nuestra fiesta, pues atraía mucho al público de fuera incluso.
En el fondo esta, algo gastado y muy atesorado, la historia de Singajik.
Explica la historia del demonio, el sacerdote y el sacrificio, no parece ser
siempre una mujer joven, pues en la historia también hay una sacerdotisa.
Me decante por leerme de nuevo la historia. De pequeña me
gustaba mucho que me la contaran o leyeran, siempre variaba dependiendo quien
te la dijera. Siempre hay muchas versiones de las historias. No tarde mucho en
acabar de leerla, pero en la última página note que había un relieve. La
contraportada, parecía haber un dobladillo. No quería estropear este libro
antiguo pero la curiosidad siempre me ha podido. Poco a poco fui despegando la
contraportada y en ella encontré unas hojas ya amarillentas. Pero las guarde
enseguida al escuchar la puerta.
-No sé cuántas veces te he dicho que no dejes tu cazadora en
la sala. – dijo mi madre mientras la colgaba detrás de la puerta.
-¿No te ha parecido el entierro algo rápido y extraño?
- ¿Eh? Bueno, es cierto que ha sido muy rápido, pero de
extraño no lo es tanto, ese muchacho ya era extraño de por sí. No quiero ser
mala, pero me alegra de que su salieras viva.
Al salir mi madre, la cazadora se cayó al suelo. Al recogerla para
volver a colgarla, note algo en el bolsillo. La gema gris aquella. Estuve un
rato observándola y me di cuenta de que no era gris, sino que estaba sucia.
Empecé a rascar el colgante con las uñas, y el tono gris dejo entrever el
verdadero color, un verde opaco. Lo estuve limpiando y puliendo un rato, no me
parecía tener nada extraño, pero entonces la alcé hacia la luz y la gema empezó
a brillar, transparentada por la luz, muy llamativamente. La habitación se
tornó verde. Un puntazo me hizo esconderla de la luz. Mi cabeza empezaba de
nuevo a doler. Unos vagos recuerdos volvían a mi mente: Estaba en el bosque, un
chico con este colgante, me lo colocaba, mucha oscuridad, la nieve era lo
máximo que veía y entonces unas voces a lo lejos. ¿Serian esto recuerdos de la
noche de aquel día?
Con el fuerte dolor de cabeza, ya no tenía ganas de
curiosear más, así que guarde el colgante en un cajón y deje la caja donde
estaba antes.
Hoy por la mañana me entere de una noticia espantosa, Iris
se había puesto enferma. Nada más enterarme fui allí a ver como estaba. Cuando
pase por “La Placita” de camino a su casa, oí comentarios raros sobre la muerte
de Poxle, de la enfermedad de Iris e incluso de la preocupación del festival
ahora que la que hacia el papel de sacrificio se había puesto enferma.
La casa de Iris estaba en silencio, así que estuve un rato
delante de la puerta, pensando si llamar o no. Entonces del interior se
escuchaban las voces de los padres de Iris e incluso de Suluk, parecían
susurros de alivio. Toque a la puerta. Me abrió la puerta Violet, es la médica
del pueblo. Llevaban en brazos su maletín.
-Recordad en dale la medicina las horas asignadas y vigilad
su temperatura. Si veis que cambia o pasa algo, llamadme- dijo mientras salía-
Buenos días Hana, veo que ya estas mejor. Me marcho que me esperan en otro
lado.
Yo me limite a asentir, entre en la casa y cerré la puerta.
-Buenos días- dije sin gritar mucho, como hacia algo de
calor dentro me desabroche la chaqueta.– ¿Que tal esta Iris?- dije al ver a
Suluk bajando las escaleras.
- Mejor que ayer al menos. Ayer le probamos en traje y no
traía buena cara y en la sesión de arreglo se desmayó. Según Violet, no tiene
nada grabe, aunque se ve que ha sido algo que ha ingerido. Que por ahora repose
y tome medicinas.-dijo – Sus padres ahora están descansando, se han pasado toda
la noche cuidándola, pues la fiebre no le bajaba. – dijo acercándose a mí y
desviando algo la vista- No es que intente justificar el que yo este aquí…
No pude dejar escapar una leve risa al escuchar esas
palabras con tanta timidez, tan impropia de él. No le hizo gracia que me riera
por lo bajo.
-¿Podría ir a ver a Iris?
-Solo un poco, ahora está algo estable, pero no sé si ha
despertado ya…-dijo mientras miraba hacia las escaleras.
Subí al piso de arriba y entré silenciosamente en la
habitación de Iris. Todo extremadamente ordenado como siempre, con posters de
caballos e incluso una escultura de ese animal que Suluk le regalo en un
cumpleaños. Acerque una silla hacia su cama y me senté. Iris respiraba
pausadamente. Agarre su mano, y ella entreabrió
los ojos. No me dio tiempo a decir “hola” e Iris empezó a llorar. Me alarme por
un momento, pero ella no me soltaba la mano. Suluk estaba fuera de la
habitación y pensaba llamarle, pero Iris me lo impido. Con un hilo de voz
empezó a hablar muy bajito, no sé si porque estaba se encontraba muy mal o
porque no quería que la escucharan.
-No llames a nadie… Yo lo siento Hana… De verdad lo siento…-
dijo mientras sus lágrimas corrían por su cara y caían en la almohada.
-Tranquila Iris, que pasa… Relájate y no llores por favor.-
dije sin levantar mucho la voz.
-No tendrías que ser tan buena conmigo… Con la conspiración
que trame ese día, deberías odiarme y no tratarme tan bien. Viniste tan
temprano solo para saber cómo estoy…. Y yo ese día por celos te hice algo muy
cruel…- hablaba entrecortado y flojo, me costaba entender todo lo que me decía.
-De que hablas, no te preocupes, sabes que siempre te
perdono, seguro que lo hiciste por alguna razón, ya está…- dije mientras le
acariciaba la cabeza con mi mano libre.
-Tú no lo recuerdas… por eso me perdonas, pero yo no
descansaré en tranquila, hasta que cesen mis remordimientos… no sé si será
porque estoy enferma o porque realmente eres alguien a quien aprecio…- dijo
mientras cerraba los ojos.
Pensé que se había vuelto a dormir, así que pensé en
levantarme y dejarla descansar, pero volvió a tirar de mi mano.
- El día que Alex se te confeso, sentí que mis celos hervían
por dentro. Los escondí hasta que llegue a casa. Entonces enfurecía fui a molestar
a mi hermano. Yo no sabía que él estuviera enamorado de ti. Y dije una tontería
sin pensar… Quien pensaría que mi hermano la acataría como quien no quiere la
cosa.- dijo mientras sus manos empezaban a temblar. – le dije: “Si tú te
quedaras con Hana yo podría quedarme con el destrozado Alex” No sé en qué
pensaba, lo siento. Esa tarde se citó contigo en mi casa, le vi preparar no sé
qué en su habitación. No le di importancia, pues él siempre preparaba
experimentos raros. Tú llegaste algo tarde, estuve con vosotros, pero Poxle
dijo de dar una vuelta tú y él solos. Empecé a sospechar. Al marcharos note algo raro en tu bebida, era
de un color raro. Creo que te echo alguna clase de droga en la bebida. Te debió
arrastrar hasta el bosque de las sombras. Creo que había una casa abandonada
cerca que mi hermano solía frecuentar. Salí en tu busca, pero no llegue a
encontraros. La siguiente vez que nos vimos fue el “La Placita” aunque te fui a
visitar mientras estabas inconsciente, no tenías rastros de violencia ni nada,
así que me sentí aliviada…- dijo ya con la garganta seca seguro.
Yo me quede estupefacta. Un montón de pensamientos pasaron
por mi cabeza pero ningún sentimiento de ira o enfado contra Iris. Aun no
conseguía recordar eso que Iris dijo, pero sentía que era real. Inspire y con
el tono más sereno posible dije:
-No te preocupes por nada, ya todo paso, y yo no te odio ni
nada, tú siempre serás una gran amiga para mí. Y por cierto, Alex no se me
declaro, todos lo malinterpretasteis… Pero me gustaría que vieras, quien es
realmente quien te aprecia…- dije justo cuando Suluk entraba con una jarra de
bebida y un vaso.
- Ya estas despierta, estas mejor, seguro tienes sed- dijo
mientras se acercaba a la cama y le ayudaba a tomar la bebida. – también he
traído la medicina, tiene un olor a limón jeje seguro que sabrá ácido.
Salí de la habitación para dejarlos a solas. Silenciosamente
me acerque a la habitación de Poxle, su familia ya había empaquetado la mayoría
de cosas. Pero en las estanterías y mesas, aún estaban las jaulas de serpientes
y arañas de varias clases. Un olor extraño me hizo recordar las palabras de
Iris y pude recordar viene a su casa, que estuvimos hablando y que ciertamente
la bebida estaba algo mala. Pero a partir de ahí no conseguía recordar nada
más. Con esto había conseguido reconstruir ese día, pero ¿Cómo sabría que pasó
cuando me fui con Poxle, si él está muerto y nadie más nos vio?
Estuve un rato más en casa de Iris, hasta que fue hora de
comer. Suluk se quedó, así que me despedí de los padres de Iris y me marche. Mi
hermano me esperaba en la puerta.
-Llegas algo tarde- dijo, no era muy dado a las palabras- El
sacerdote ha dicho que tú sustituyas a Iris.
-¡¿EH?! Imposible- dije mientras veía como entraba dentro de
casa.
-Así es cariño, al ver que Iris no está bien para el día de
la función, han decidido que tú, quien ha visto todo el baile y has ayudado,
sustituyas a Iris en el papel.- dijo mi madre saliendo de la cocina.
-Pero si sabéis que eso requiere tiempo, y cuanto falta…
¿¡¿cinco días?!?- dije alarmada, por el trabajo que supone todo eso y el poco
que quedaba.
-En realidad quedan dos- dijo con mucha tranquilidad Rian.
-Genial, aún menos, y han pensado en el traje. Iris y yo
tenemos contexturas corporales diferentes.- ahora si notaba que me iba a dar
algo.
-No te preocupes, los Ginita ya están informados del cambio,
así que mañana tienes la sesión de preparación del vestuario.- dijo mi madre
colocando la mesa.
-No te agobies, seguro que lo consigues, siempre has tenido
mucha facilidad a la hora de aprender cosas- dijo mi padre hojeando un panfleto
de la programación del festival.
-¡Ay, dios la que me espera! Vaya familia más relajada…- me
dije me sentaba a mesa.
Me pase la tarde y la noche ensayando con mi hermano. Al día
siguiente por la mañana fui a casa de los Ginita, cerca de donde vive Iris,
para probarme el traje. Hicieron muchos arreglos, pero por la tarde lo tuvieron
preparado. Al salir, me fui a casa de Iris
para ver que le parecía ese cambio de papeles, ella dijo que le daba igual, y
que esperaba ponerse bien para verme actuar, que el año que viene ella sí o sí
hará ese papel y que cuando este mejor se replanteara la idea de enamorarse de
forma tan tonta. Note un gran progreso
entre Iris y Suluk, espero que sigan adelante. El resto de tarde y un trozo de
noche la pase en el taller de Riza, pues tenían que prepararme la máscara.
-Es una pena cubrir tu rostro, porque eres blanca cual
porcelana- dijo Riza examinando mi cara.- La verdad es que así tal cual te
parecerías al sacrificio jeje
- ¿A la sacerdotisa de la historia?
- Bueno, esa es otra versión, en la que conocí yo solo
estaban el Singajik y el sacerdote, la
chica que sacrificaban no tenía mucha importancia, era una del pueblo y ya.
- Vaya, Y tú que piensas de este ritual, festival o teatro,
depende el punto de vista…
- Que solo es una fiesta más, eso del demonio y tal es más
publicitario y el baile es lo que realmente atrae para la fiesta, lo importante
es el espectáculo- dijo mientras trabajaba sobre el material.- Me parece que
así te dirá bien… Que colores pondré esta vez…
Ya solo quedaba un día para el festival, día entero que me
dedique a ensayar. Mi hermano era muy estricto, pero así él también podía
practicar.
-Rian, porque el demonio de la historia, ¿en esta obra lo
interpretan como un lobo? – dije haciendo una pausa para beber.
-Hay varias teorías, pero como se remonta de hace mucho
tiempo el festival, como que se desconoce la razón. Yo creo que tiene alguna
relación con alguna historia de los alrededores, o por el mero hecho de que el
animal más peligroso del bosque es un lobo.- dijo volviendo a colocar las cosas
para empezar de nuevo el baile- Venga desde el principio de nuevo.
-¡¡Que!! Otra vez… para mañana estaré destrozada… Por eso
hay que avisar con más tiempo…- protestaba colocándome en mi sitio.
Y el día de festival llego. La mañana fue intensiva, clase
intensiva del baile con los trajes ya preparados… O al menos el intento, pues
me tropezaba con las telas y tuvieron que recortarla para que dejara de
pisarlas. Cuando ya dominaba los movimientos con las ropas, el sacerdote los
dio su visto bueno, así como algunos de los espectadores presente. Nos dejaron
comer más relajadamente e incluso un trozo de tarde para poder ir a dar una
vuelta por el festival. Fui yo sola a dar una vuelta por el templo que estaba
plagado de gente y de chiringuitos. Alex y Rian se quedaron a ensayar más. Riza
tampoco me pudo acompañar, pues tuvo que hacer unos arreglos de última hora en
uno de los escenarios de la obra. Así que fui sola y no estuve mucho tiempo, me
preocupaba que se me olvidaran los pasos si me distraía en la fiesta, así que
primero haría la obra teatral y después ya me iría a disfrutar del festival.
Estuve leyendo las pocas líneas que tenía que decir, aunque
la mayor parte solo es baile y música, hay trozos donde hay que decir una frase
o un comentario para que se entienda la escena.
Ya solo quedaba una hora para que empezara la función,
estaba nerviosa. Todos ya estábamos detrás del telón, recibiendo las
explicaciones de cada detalle del escenario. Entonces nos indicaron que nos
preparásemos. Me puse mis ropas de sacrificio, que la verdad eran bastante
elegantes aunque su único color era el blanco, y también me ajuste la máscara.
En las practicas me costó adaptarme a ver por los agujeros pero ya lo dominaba. Había
traído aquel extraño colgante conmigo, pensé que si me habían encontrado
gracias a él, me traería algo de suerte para este momento. Lo escondí entre las
telas así no se veía ni se notaba, pero yo sabía que estaba ahí.
No me cansaba de ver a mi hermano disfrazado de lobo, su
máscara es de lo más realista, su traje se componía de ropa normal, muy peluda,
y una capa, de pelaje negro y marrón. Alex lo tenía más fácil, era los típicos
hábitos de sacerdote. Aunque también tenía que usar una máscara. Suluk fue el
encargado de hacer el cetro, parecía tan real que sentías su poder de
purificación de demonios.
La función iba a empezar, todos ya estaban colocados, las
luces se apagaron y solo quedaron la iluminaria del escenario. Safira, conocida por su gran voz en el pueblo,
hizo de narradora para la historia. No tenía que salir al escenario, solo leer
la historia. Los músicos empezaron a tocar y ella a leer. Mientras hacia la
introducción salieron al escenario las personas que interpretaban el papel de
pueblo y de demonios. En el siguiente acto apareció mi hermano entre una densa
bruma y con voz, lo más grave posible, empezó a decir sus líneas. El siguiente
acto ya era la llegada del sacerdote al pueblo. Alex interpretaba lo que Safira
iba diciendo. Empezaron una danza para representar la felicidad y la abundancia
del pueblo. En el siguiente retumbe del tambor y las líneas dichas por la
narradora, me tocaría entrar. Muy nerviosa me coloque lo más fuerte posible la
máscara e inspire y expire varias veces. Entonces desde el escenario un chico
del pueblo me extendía la mano invitándome a bailar, inspire fuerte y pose la
mía sobre la suya. Salí al escenario y lo hice lo mejor que pude, creo que
mejor incluso que en los ensayos. Entonces me tocaba el último trozo del acto
junto a Alex, no le pise de milagro. Bajaron el telón y una voz masculina
anuncio el nuevo sacrificio. La gente que interpretaba a los aldeanos hicieron
un grito de sorpresa y desconcierto. La siguiente escena era Alex intentando
convencer a los sacerdotes de ser el encargado de acompañar al sacrificio, de
quien se había enamorado. Acto siguiente, el sacrificio (o séase yo) y el
sacerdote (es decir Alex) danzan un último baile con el pueblo antes de partir
hacia la guarida del lobo. Cuando la música cesó, ambos empezamos a subir unas
escaleras que había detrás del escenario que conducían hacia el templo, donde
nos esperaba mi hermano para interpretar la última escena. Los espectadores
veían como subíamos y a cada escalón que avanzábamos unas antorchas a sus
extremos se encendían. Alex llevaba una especie de cascabeles en el cetro, y
los hacía sonar golpeando los escalones al subir.
No estaba muy lejos y cuando llegamos al final de la
escalera, Alex se petrifico ante la escena, pero volvió en sí, cuando yo
asustada pegue un grito. El anciano sacerdote estaba frente a las puertas del
templo, tirado en el suelo sobre una enorme mancha de sangre. A su lado una
especie de estatua se empezaba a agrietar. Alex gritaba por un médico y caí de
rodillas en el frío suelo, mi máscara se desprendió, cayendo y partiéndose en
trozos. Aturdida pude divisar a mi
hermano también tirado en el suelo, algo lejos de nosotros. Violet llego y
aunque hizo lo que pudo, el sacerdote ya había muerto, entonces se acercó a mi
hermano, por suerte él solo estaba inconsciente. Todos estaban muy alarmados y
agitados, entonces una voz anciana se impuso sobre las otras pidiendo tranquilidad.
Mi abuela acababa de llegar junto con el aprendiz a sacerdote, quien ayudaba a
la anciana a subir los peldaños.
-Todos tranquilos- solo con decirlo, todos se callaron- Que
todas las familias, rápido, vuelvan a sus casas. Violet atiende a mi nieto,
pero mejor lejos de aquí. Aoba, llévate a tu hija.- dijo mi abuela, que el
pueblo la consideraban una sabia y nunca nadie dudaba de lo que decía-
muchacho, te tocara hacer de sacerdote y sellar de nuevo al demonio.- dijo
hablando con el muchacho que le ayudo a subir.
Yo aún estaba de rodillas en el suelo. Mi madre acato la
orden y me ayudo a incorporarme. Todos se reunían con sus familiares y se
marchaban. Entramos en casa y no satisfechos con eso, mis padres me hicieron
bajar hasta el sótano de la casa. Violet había venido con nosotros para atender
a Rian.
No habían pasado ni unos minutos desde que me senté en el
sótano, cuando un estremecedor aullido retumbo por toda la casa. Asustada vi
como mis padres se quedaron dormidos. No sabría si dormidos o inconscientes. Lo
que si note fue algo que me llamaba, me decía que saliera al exterior. Por un
momento intente resistirme, pero mi cuerpo y mente empezaron a moverse
involuntariamente. Salí del sótano, camine por el pasillo y abrí la puerta. Un
fuerte frío cargado de algo de nieve hizo que mis ojos se cerraran momentáneamente.
Cuando ese aire se calmó, pude ver que a pocos pasos de la puerta había una
enorme sombra. Alcé la vista para encontrarme con dos ojos color rubí. La luna
consiguió salir de la nube, volviendo a iluminar la tierra. Enfrente de mí, con
un preciosos pelaje carmesí, un lobo de gran tamaño observaba sereno.
-Han pasado tantos siglos desde la última vez que te vi,
siento haberte hecho esperar tanto- dijo aquel ser con una voz extremadamente
grave y poderosa.- Sacerdotisa Ul·la.
Algo en mi me decía que hablaba con la persona correcta,
pero también algo no me encajaba. Entonces la gema, escondida entre mi ropa,
empezó a brillar. Yo la saque y de ella salió una voz.
-Singa tu siempre tan tardón como de costumbre. Ahora ya da
igual, por fin podremos irnos juntos.- su voz era extremadamente dulce y suave.
-Si…
Y entonces ante mis estupefactos ojos, aquel imponente ser
empezó a adopta forma humana, aunque conservaba orejas y cola. Llevado
únicamente un trozo de piel tapándole, se acercó a mí y me abrazó. Yo quería
hacer algo, pero mi cuerpo no se movía. Entonces presencie como, tanto la gema
como aquel ser, desaparecían entre polvo rojo y luces blancas. Lo único que
quedo fue el fino hilo que ataba la gema que ahora era llevado por el aire y la
nieve.
-Gracias por prestarme tu cuerpo, para este encuentro, te
estoy muy agradecida. Dale gracias a Ginrou por encontrar el collar. Gracias a
los dos, por fin puedo descansar en paz junto a mi amado- dijo aquella dulce
voz alzándose como una luz hasta desaparecer junto a los suaves tonos lunares.
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