Código: RESET

--> Capitulo 10

Capitulo 11:


Me dirigía hacia uno de los balcones, el que más cerca quedaba de la polvorienta habitación donde me alojaba, para poder encender un cigarrillo. Apoyado en la lustrosa barandilla miré las estrellas de la noche antes de soltar una bocanada de humo. Saqué el mapa de la mansión del bolsillo del pantalón. Daba igual cuantas veces lo revisara. Cuando lo vi la primera vez ya lo memoricé. Pero igualmente lo seguía mirando, me molestaba que no pusiera “cierta información” en el plano. Lo volví a guardar y alcé mi mano hasta el dispositivo de mi oído. Había pasado una semana desde que habíamos llegado, y mi deber a estas alturas era hacer un reporte de la situación. Le di dos ligeros toques al aparato antes de hablar.


- Escuadrón Eagle, reporte de la semana- anuncié.

- Aquí Ezequiel, todo en calma. Nada notable. No he visto ninguna entrada secreta usada por nadie. Hay que comprobar ciertos puntos ciegos. Por lo demás, sin cambios. Corto.

- Yahoo!!- Por poco no deja sordos a todos, Mathias- Por mi parte ningún problema. El tal Eric es de lo más simpático. No parece tener muchos amigos en su escuela pero eso no me incumbe ¿verdad? Por otra parte parece que hemos compaginado, siempre me dice que le espere en diferentes sitios o me pide que le ayude a buscar alguna cosa. Es un chico de lo más despistado. Nada más novedoso que contar.

- Que tonto eres, no ves que eso lo hace para que le dejes. No lo hace más que para perderte de vista-se escucha suspirar a Ezequiel. Pero todos lo sabíamos y Mathias ya era alguien al que esas cosas no le afectaban. A Parte, ni le ha debido oír, ya dijo lo que tenía que decir y seguro ya está en su mundo.

- Habla Helios, no tengo nada que decir. Esta es la misión más amena que tenderemos en la vida. He estado buscando los pasadizos, ya he localizado algunos. En cuanto me des permiso empezaré su exploración.

- Tienes mi permiso. Cuando te dispongas a ello avisa y me encargaré de estar con el Señor Evans.

- Roger.

- Aquí Wilfred. Como predijiste, el Señor Florit ha empezado a usarme de secretario y mayordomo en su mayoría. Por ello he podido acceder a los datos secretos de la compañía. Se los pasaré en breve a Ezequiel. Tal vez no nos gustará lo que haya… Cambio y corto.

- Gran trabajo Wilfred- le felicité, sin estar seguro de si me habría escuchado.

- Esto… Soy Sali… ¿Christopher? ¿Tú ya sabias que clase de persona era la señora, verdad?

- Así es, ¿ha pasado algo?

- ¿Entonces porque no le has dado mi puesto a Daurica?- se la oía protestar al otro lado.- Esta señora se la pasa comprando y yendo de tienda en tienda. Todo el rato pide mi opinión y no sé qué decirle…

- Relájate Sali, la Señora Marie es la típica que solo quiere oír halagos, que la aprueben, obedezcan, nunca le reprochen nada y, sobretodo, que no intenten nunca estar por encima de ella. Tienes las cualidades perfectas para ello. Además, piensa que si ponía a Daurica con la Señora, liarían una pelea de fieras sin parangón. Fíjate, parece que tienen un carácter muy parecido. ¿Ya te las puedes imaginar a ambas pelearse por un bolso de marca?

- Ajá…- sonaba más calmada e incluso parecía aguantarse la risa imaginándose la escena.

- ¿Quién dices que tiene un carácter parecido a esa vieja arpía?-protestaba Daurica.- Por cierto, Ezequiel ¿Ves por ahí a la señorita Diane?

- ¿Por? ¿La has perdido?- le responde.

- ¡Tú búscala! –Seguro que estaba mirando hacia alguna cámara mientras decía eso.

No pude contener una sonrisa al imaginarme eso y apagué el cigarrillo, ya consumido del todo por haber estado escuchándoles.

- Está en el pasillo 3 al sur

- En cristiano, por favor.- protesta Daurica y se oye suspirar a Ezequiel por tanto mandar.

- Sigue recto, frente a la armadura a la derecha y está en la…. Nada, esta por salir por la ventana.

- ¡¿Qué va ha de que!?- me separé del frio metal en un impulso.

- No te preocupes, es el primer piso. A parte, es la ventana de la que quitaste aquella escalera tan sospechosa.- me responde sereno Ezequiel, lo que significa que la chica no saltó y que Daurica llegó a tiempo. – Además si te inclinas un poco tendrías que poder verlas desde tu posición.

Dijo que estaba en el primer piso por lo que me acerqué al borde del balcón, al lado izquierdo que daba al interior del edificio, y la tercera ventana podía ver los volantes que vestía la señorita Diane. No dudé y salté. Mis pies suavemente tocaron el suelo y fui caminando hasta la ventana.

- Disculpen mi intromisión señoritas, pero sus gritos alertarán todo.- comenté apoyándome en el marco de la ventana.

- Sálvame de esta señora- bromeó Diane lanzándose a mi cuello.

- ¡¿A quién llamas tú señora?! Que lo sepas pero yo soy muy joven.- protestaba Daurica.

- Pero no le sigas el juego.- hice que me soltara alejándome del ventanal.

- Siento interrumpir, pero algo acaba de entrar por uno de los setos del jardín.- informaba Ezequiel.

- Quédate aquí con ella voy a mirar que es.

Avancé siguiendo las indicaciones de Ezequiel. Entre los arbustos algo se movía. Me agazapé, en ese momento una nube cubría la luna, la oscuridad le beneficiaba. Era muy ruidoso para ser alguien profesional. Era muy fácil detectarle por el ruido que hacia incluso en esta oscuridad. Desenfundé el cuchillo de mi cinturón, y agarré lo que fuera que se movía. Soltó un quejido.

- ¡Aux! duele- la voz era de una persona muy joven.

- Por favor, suéltale. No le hagas daño- se escuchaba la voz de Diane acercándose entre jadeos.

- Vamos a dar luz al asunto- dijo Daurica encendiendo una linterna de bolsillo que llevaba.

- Muchacho, ¿Sabes que estas entrando en propiedad privada?- le comenté por fin viendo al chico que tenía agarrado del brazo y contra el suelo.

- Por favor suelta a Javier… Él viene porque yo se lo pido… por favor- dijo la chica retenida por Daurica para que no se acerque.- Mi padre no me deja hacer amigos de pueblo, él es el único que no se mete conmigo…

Suspiro, de igual forma no me habían contratado para esto, sino para protegerles de un posible ataque. Solté al chico. El pobre se incorporó un poco magullado. Daurica soltó a la chica.

- ¿Estás bien? Ya te avisé de que había nuevos guardias.

- Ya… Pero aux…- se quejaba del brazo- tampoco podía entrar por la puerta.

- Bien, ahora nos debes una explicación señorita- pone los brazos en jarra Daurica

- Javier viene a jugar una vez a la semana.- ayudó a incorporarse a su amigo- Yo le dije de este sitio para pasar. Los guardias de antes eran muy fáciles de esquivar

- ¿Por eso me intentabas perder de vista? – suspiró- Yo solo tengo el deber de protegerte, por mi como si te fugas a ver a tu romeo, yo solo tengo que estar a tu lado y velar de tu seguridad. No inmiscuirme en la vida privada de los demás es mi lema. Ya tengo bastante con la mía.

- Ya está Daurica, que les estas echando a bronca a unos niños- le di unos golpecitos en el hombro y ella suspiró resignada.- Bueno, ¿hay más agujeros en la valla ocultos tras los matorrales?

- No, yo hice aposta este.

- Bueno, con eso me vale. Me vuelvo a mi puesto. Parece que aun te queda una larga noche por delante- le sonreí a Daurica mientras veía como la pareja de niños se iba corriendo a su escondite a jugar con Daurica detrás.

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